27 junio 2013

Código de barras en la lápida, otro modo de volverse eterno

En la lápida se ve un discreto código de barras. Rick Miller se arrodilla, saca su teléfono portátil y lo escanea. Unos segundos más tarde, mira en su aparato videos y fotos de un familiar fallecido en 1990.

En el inmenso verde del Sunset Memorial Park" un cementerio del suburbio norte de Filadelfia (este de Estados Unidos), el visitante también puede escuchar las canciones favoritas del difunto, leer textos que le están dedicados, dejar su recuerdo en un libro de oro e incluso compartir sentimientos y fotos a través de Facebook o Twitter.

Rick Miller no está solo. Todo el que posee un teléfono inteligente o una tableta tiene acceso, con la aplicación adecuada, al código de barras QR que se presenta como un pequeño cuadrado con marcas negras sobre la tumba.

Así, por ejemplo, descubren la vida de Lance Clinton Erb, que yace bajo una placa de bronce sobriamente grabada con sus fechas de nacimiento y muerte y la cabeza de su perro labrador.

Desde hace casi un año Rick Miller y su esposa Lorie se han especializado en la venta de esos memoriales con código QR mediante su empresa "Legados Digitales", una de las pocas compañías que ofrece este servicio en Estados Unidos.

Basta enviar fotos, videos, texto y música asociada al difunto, y la pareja organiza el material en un sitio en internet protegido. La familia de la persona fallecida recibe por correo una pequeña placa de bronce o cobre con el código QR para adherir a la tumba.

La eternidad por $us 149,99

Instalar la placa en la lápida lleva 30 segundos. "Es muy simple y realmente está bien, en particular para los niños que nunca conocieron a algunos miembros de su familia", asegura Rick Miller a la AFP.

"Tenemos una hija de cinco años. Mi padre falleció hace un buen tiempo ya. Ella puede venir al cementerio, escanear y acordarse de alguien que nunca conoció en vida", explica.

Si la gente lo desea puede actualizar el memorial. Los Miller se ocupan de ello.

"A la gente le encanta la idea. Es maravilloso lo que permite la tecnología hoy en día", agrega el empresario en la bucólica tranquilidad del cementerio, donde decenas de banderitas estadounidenses aparecen plantadas cerca de las tumbas.

"Es una forma más alegre de recordar" a los difuntos, agrega Lorie. "La gente viene a la tumba, mira las fotos, hace comentarios de tipo 'me acuerdo de este cumpleaños', o 'me acuerdo de este vestido'", cuenta.

El precio para esta eternidad digital es razonable: $us 149,99 por el código QR y el memorial online, con acceso ilimitado "de por vida". Por un año solamente, cuesta $us 99,99.

Los compradores que así lo deseen puedan agregar una contraseña para que solo la familia del difunto escanee el código.

Desde que crearon su empresa, los Miller dicen haber recibido pedidos desde todos los rincones de Estados Unidos. "Tuvimos incluso un australiano que nos envió un correo electrónico porque quería saber si podíamos hacerlo en Australia", señala Lorie.

Rick Miller agrega que "algunos cementerios históricos están muy interesados", ya que un código de barras en ciertas lápidas permitiría al visitante pasear y aprender sobre los acontecimientos vinculados a esas personas.

Y los Miller, que en un principio habían lanzado el proyecto para recordar a sus familiares fallecidos, esperan que la empresa continúe creciendo.

"La gente nos da ideas y nos pregunta también cómo utilizar ese código QR para otras cosas" dice Lorie, aludiendo por ejemplo al uso que podría tener para referirse a personas célebres, esta vez en los lugares en los que vivieron.

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