02 agosto 2017

Sawers entrena a niños desde 5 años para desarrollar su talento

Santiago Zambrana Herbas acaba de recibir un certificado, pero lo que acapara más su atención es un robot que tiene como manos dos pinzas y que él lo hace funcionar valiéndose de una computadora.

Al sentirse observado, este niño de 10 años se apresura a explicar, dejando a un lado su certificado de egreso, que el robot que tiene entre manos abre y cierra las pinzas para tomar objetos, se desliza hacia adelante y retrocede tras tocar una bocina.

Santiago es un niño Generación Z (que nació después del año 2000) y tiene la ventaja de aprender con más facilidad y naturalidad la robótica, afirma el director del instituto Sawers, Jhonny Chiri Aguayo, entidad que acoge en sus aulas a niños y adolescentes que se sienten atraídos por la robótica.

“A estos niños les encanta manejar las máquinas (computadora y celulares) y no es necesario que pasen cursos de computación. Tienen aptitud para la robótica”.

Los profesores de este instituto aprovechan la habilidad que tienen sus estudiantes en el manejo de estas herramientas y les enseñan a darles otro uso. “La robótica es básicamente la transformación de su mundo digital en uno real”, apunta Chiri.

Para conseguir estos objetivos, los niños deben aprender programación, mecánica y electrónica, “y lo hacen divirtiéndose”.

En Sawers, los niños construyen drones, robots pescadores y seguidores de luz, entre algunos. Para su fabricación, utilizan ruedas, plataformas, cerebros y sensores.

El objetivo principal de Sawers es que estos niños puedan crear tecnología y fortalecer su capacidad creativa.

MAYORES RETOS

El instituto Sawers empezó acogiendo en sus aulas a estudiantes universitarios, específicamente de las carreras de ingeniería. Empero, al ver que la complejidad de las herramientas se iba simplificando, decidieron recibir a un público más joven, adolescente de colegio.

La institución empezó este nuevo proceso con muchas dudas; sin embargo, pronto los profesores se dieron cuenta de que los estudiantes de secundaria manejaban de manera natural la computadora y aprendían los principios de la robótica con facilidad, por lo que decidieron avanzar más, y empezaron a trabajar con niños de primaria, que desarmaban y armaban objetos rápidamente.

Actualmente, Sawers recibe a niños desde los cinco años en sus cursos y lo que ellos hacen es jugar con materiales y herramientas que les sirva para armar modelos.

Chiri afirma que uno de sus estudiantes más destacados y visibles es Leonardo Viscarra, el adolescente que diseñó una prótesis de mano robótica para sí mismo.

La robótica, según Chiri, es un medio para que estos niños y adolescentes empiecen a explotar su creatividad y se preparen para la profesión que estudiarán.

Además de Leonardo, Chiri recuerda a un estudiante, Osvaldo, que llegó del municipio de Arbieto, cuyo padre es de profesión cerrajero en su pueblo.

Osvaldo logró fabricar un dinosaurio animatrónico a escala, al que hizo caminar, “gracias a sus conocimientos de cerrajería y de computación”.

El adolescente logró combinar estos conocimientos para la fabricación de modelos robóticos, en este caso el dinosaurio animatrónico, con el que participó en las Olimpiadas Científicas Plurinacionales y se clasificó para el nacional, instancia en la que ganó una medalla para Cochabamba.

“Este caso es una muestra de muchos otros en los que la profesión de la familia, complementada con la robótica, puede generar buenos resultados”, puntualiza Chiri.

Otros estudiantes crearon pequeños robot, utilizando sus portátiles Kuaas como cerebro, para hacerlo funcionar a distancia.

En Sawers se capacita cada año a unos 250 estudiantes de secundaria, en cursos regulares y se trabaja con niños más pequeños en las vacaciones.

En los cursos de invierno, niños de entre 8 y 10 años aprendieron electrónica y mecánica básica, que son, a decir del instructor de robótica Luis Fernando Alanoca Mamani, el fundamento de esta área científica.

Ellos aprendieron a utilizar herramientas didácticas para dibujar circuitos, diseñar y construir piezas.

Alanoca subraya que una herramienta básica en robótica es la programación y el diseño computarizado en base a kits.

Chiri, a su turno, puntualiza que algunos colegios se están viendo obligados a implementar la robótica como parte de su programa educativo para los niños que tienen interés en esta área y demuestran aptitud.

HERRAMIENTA ÚTIL

La robótica y las herramientas con las que cuenta esta ciencia son útiles para resolver problemas de Cochabamba y Bolivia, asegura Chiri.

Agrega que con la automatización, por ejemplo, se puede lograr el ahorro de energía, apagando la luz en forma automática cuando no hay nadie en un determinado ambiente.

Asimismo, se puede, según Chiri, reducir los costos de producción con el uso de la robótica, cuando se producen bienes en forma más rápida.

Siete años

La robótica, según el director del instituto Sawers, Jhonny Chiri Aguayo, está vigente con fuerza en el país desde hace siete años, pero antes era muy prohibitivo por su costo.

Colegios

Debido a la demanda de los estudiantes, varios colegios de Cochabamba han incursionado en la robótica, y para ello han comprado equipos lego que sirven para la práctica.



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