21 enero 2015

Activan ciberdefensa; la guerra del mañana ya ha comenzado

Tras la serie de ciberataques en serie, sobre todo después de las últimas caricaturas del profeta Mahoma, el Calid, "gendarme" de los sistemas informáticos del ejército francés, está en pie de guerra en un discreto edificio parisino.

Sentado ante una pared de pantallas, un cibersoldado observa atentamente las informaciones que desfilan ante su mirada. De repente, la palabra 'suspicious' (sospechoso) aparece en rojo en uno de los ordenadores.

"Detecté una alerta en un sitio, un usuario que intenta acceder a un servidor en la nube", señala el suboficial, quien forma parte de la treintena de militares que vigilan las 24 horas del día las redes del Ministerio de Defensa, al acecho de un intruso con malas o muy malas intenciones.

"Buscamos detectar un pico de red anormal, un tráfico importante de mensajería. Para ello, disponemos de 'captores' en las entradas hacia nuestras redes, puestos de trabajo", explica el cibersoldado, que prefiere mantenerse en el anonimato. Y no faltan enemigos invisibles. El grupo Anonymous pirateó el 6 de enero el sitio web del ministerio y, en estos últimos días, el ejército fue el blanco de una decena de ciberataques, especialmente, contra los regimientos.

Asimismo, el 12 de enero, piratas informáticos que decían pertenecer al Estado Islámico tomaban brevemente el control de las cuentas en Twitter y Facebook del mando militar estadounidense en Oriente Medio.

Reclutas

"La gente de Daesh (acrónimo del EI en árabe) tienen dinero, reclutan informáticos. Quizá no cuentan con redes de información sobre blancos, pero son capaces de bloquear sitios bastante rápido", revela el vicealmirante Arnaud Coustillière, responsable de Ciberdefensa en el Estado Mayor de los ejércitos.

No obstante, a su juicio, los yihadistas no cuentan con medios para llevar a cabo importantes ataques. El Calid vigila también los ciberataques, que pueden paralizar los sistemas armamentísticos o desviar la información sobre medios y blancos de las fuerzas. En este sentido, este centro envía equipos a los escenarios de las operaciones.

Más que los ataques a los sitios en internet, la verdadera pesadilla de los estados es que los misiles sean detenidos tras su lanzamiento; los drones, pirateados; las fragatas, desviadas de su rumbo en plena intervención militar

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