21 agosto 2013

CONOZCA A GEMINOID DK, EL ANDROIDE MÁS REALISTA

Durante décadas, libros y películas reflejaron la ambición del ser humano de crear robots a su semejanza que sean capaces de realizar sus labores, pero esto podría no estar muy lejos de convertirse en una realidad y una prueba de ello es el androide Geminoid DK.

Hecho a semejanza del científico danés Henrik Shärfe, este androide, con piel a base de un componente de silicona y cabello real, es capaz de imitar los gestos de su "doble", decir algunas frases y responder a estímulos como la sonrisa de otra persona.

Su increíble parecido a Shärfe, profesor de la Universidad de Aalborg, Dinamarca, sirvió para algunos experimentos que se acercan a lo increíble, explicó el científico.

En una ocasión, contó Shärfe, dejó al androide sentado al frente de una clase en la Universidad y no fue hasta en el receso que los estudiantes se dieron cuenta de que no se trataba del profesor, sino del robot.

El Geminoid DK es el tercer androide de la gama "hiperrealista", una invención del científico japonés Hiroshi Ishiguro que busca acercar al máximo la robótica a los seres humanos.

"Me han preguntado por qué crear un robot que se parezca a una persona, y la respuesta es simple: el cuerpo humano es lo más fabuloso que hay y, a pesar de la tecnología de punta de hoy, es increíblemente difícil crear algo tan flexible y un gran reto construir algo tan parecido", afirmó Shärfe.

El científico danés aseguró que en algunos años los robots y los humanos convivirán juntos y es posible que a los androides se les encarguen algunas tareas cotidianas como cuidar a los niños, cocinar o hasta pilotar un avión.

Pero debe de resultar extraño mirarse reflejado en un robot. "Es bastante extraño. A veces entro al laboratorio y por una fracción de segundo pienso ¡qué estoy haciendo allí!. Pero de inmediato recuerdo que es el robot, lo que la mayoría de las veces resulta genial", dijo el científico danés.

Pese a lo impresionante e interesante que puede parecer ese mundo en el que humanos y robots convivan diariamente, Shärfe reconoció que, al igual que pasa con cualquier invento tecnológico, su conveniencia dependerá del uso que se le dé, tomando en cuenta principios éticos y morales.

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