La empresa de seguridad informática Kaspersky presentó ayer en la IFA de Berlín un nuevo concepto al que llama ‘internet de nosotros’. La empresa proyecta que, muy pronto, las personas podrán abrir puertas, hacer ‘check in’ en un hotel y hasta ordenar comida gracias a un chip subcutáneo.
La empresa de ciberseguridad decidió que podía convertir a Rainer Bock, quien fue el moderador del panel Internet de las cosas, en una especie de cíborg. En menos de 30 segundos se le implantó un chip debajo de la piel de la muñeca para que pueda abrir una puerta, identificarse y un sinfín de aplicaciones.
¿Y los hackers?
Para Marco Preuss, director global de Investigación de Kaspersky en Europa, realizar un implante de este tipo será el paso natural después de que se masifiquen los dispositivos vestibles entre la población. Por lo que, desde ahora, hay que prever los problemas que podría haber en materia de seguridad e incluso en temas regulatorios de cada país.
Las pruebas efectuadas hasta ahora indican que la gama de aplicaciones todavía es limitada porque solo serviría para desbloquear puertas, completar un pago si se tiene un chip RFID, como el que tienen algunos celulares, o para identificarse.
Asegura que con ello podría haber riesgos de ciberseguridad personal. Esto plantea dudas sobre la confidencialidad de esos datos y la posibilidad de que sean utilizados por otra persona, en un mundo en el que "todo lo que pueda ser pirateado será pirateado", predice el experto.
Al contrario del wifi o el Bluetooth, un chip NFC solo funciona a corto alcance. Para acceder a los datos, hay que saber dónde está exactamente el chip y tocar a la persona.
Pero los datos no están encriptados y, en el mejor de los casos, solo están protegidos por una vulnerable contraseña de cuatro caracteres, que teme que se puedan robar los datos médicos de una persona mediante un 'smartphone' situado cerca del chip
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