06 septiembre 2015

Sanghy, el robot bailarín que funciona con mandos de voz

Tras comprobar que el prototipo caminaba, su creador pensó que faltaba algo. "Tiene unos pasitos muy interesantes”, dice el cochabambino Jhonny Chiri sobre Sanghy, el robot bailarín boliviano que funciona por medio de comandos de voz desde un smartphone. Sus piezas fueron fabricadas con una impresora 3D.
Este ingeniero electrónico de 27 años inició el proyecto a principios de este año, con el objetivo de demostrar el sinfín de potencialidades de la aplicación de celulares inteligentes en la robótica educativa. "Los teléfonos móviles tienen GPS, pantallas táctiles, internet wifi y un montón de herramientas que se requieren para desarrollar un pequeño robot con varias funcionalidades”, comenta Chiri.
Sanghy, un modelo bípedo, tiene 12 centímetros de alto y sus pies "enormes” (en relación al cuerpo) tienen seis centímetros de largo. Cuenta con una estructura mecánica de cinco motores, dos en cada pie; el quinto está en el cuello para que pueda mover la cabeza. Su creador cuenta que sus baterías de litio duran cuatro horas.
El prototipo se conecta con el celular por medio de bluetooth y wifi. A través de una aplicación móvil el usuario puede ordenar al robot que camine o que baile. Para esto, su creador utiliza Google now, un software que permite traducir los comandos de voz en señales digitales, que un sensor especializado, integrado a Sanghy, reconoce como acción (por ejemplo, responde a la orden "¡Baila!”).
Este desarrollador explica que las acciones se realizan de manera casi inmediata, aunque siempre existe una dependencia de la conectividad y la velocidad del internet al momento de ejecutar la aplicación. Acota que para este tipo de desarrollo se requiere de una velocidad óptima, algo que en el país "no siempre es factible”.
El hecho de trabajar en Sawers, una empresa cochabambina de desarrollo tecnológico, le permitió que los técnicos e ingenieros de esta empresa colaboren en la impresión de las piezas y en el ensamblaje final del modelo.
Un mes y medio después de entregarles el proyecto de diseño, ya tenía en sus manos a Sanghy, del cual resaltan sus pies grandes de color plomo, además de su cabeza en forma de binocular. El material utilizado en la mayoría las partes de este robot es termoplástico, que se diluye con el calor y a pesar de ello no pierde sus propiedades de adherencia.
Al ser un robot bípedo requiere de un tipo de programación especial y más "compleja” que la de los robots que utilizan llantas para desplazarse. "En robótica todo es nuevo en Bolivia”, añade su creador.
A pesar de mostrarse como un conocedor de la materia, Chiri confiesa que "no sabía que existían los robots” hasta que llegó al último semestre de su carrera. "Nunca había pensado en hacer estas cosas, pero gracias a la oportunidad que me dio mi familia estoy en esto y voy a seguir trabajando. Hay harto que hacer en Bolivia en este campo”, comenta el especialista.

Hasta el momento, Sanghy camina y baila con movimientos aleatorios. A futuro se prevé agregarle sensores que le permitan reconocer las melodías y moverse "mejor”. "Para que el robot genere sus pasos de baile a partir de la música, estamos trabajando en cómo detectar el ritmo del sonido para que se sincronice con los motores. Eso nos está faltando por desarrollar”, finaliza Chiri.

Punto de vista
Carolina Silva
Ingeniera mecatrónica
"Aplicó las 4 áreas de la robótica”
El diseño de este robot aplicó las cuatro áreas de la robótica: electrónica, programación, control y mecánica. Este último ha sido un plus porque se usa una impresora 3D para obtener las piezas personalizadas que su modelo necesita.
El diseño de estas piezas necesita de un análisis profundo en el material, tamaño, forma y peso para que sea funcional en el modelo y obtener resultados satisfactorios. Es muy importante el uso de las impresoras 3D, puesto que está representando la nueva era de prototipado y manufactura, muy pronto hecho en casa.

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