01 febrero 2016

Siete maneras en las que la tecnología nos ha cambiado

Se ha vuelto habitual hablar de la "tecnología” como si fuera un sector especial de la economía que consiste en la fabricación de productos electrónicos sofisticados, la creación de software y la prestación de servicios que dependen de la tecnología de la información y las comunicaciones.

Ésta es una definición ridículamente estrecha. Cada técnica que los seres humanos han inventado -comenzando con el hacha de piedra- es "tecnología”. La capacidad de los humanos para inventar tecnologías es su característica definitoria. Por otra parte, las nuevas tecnologías de propósito general, como la computadora y el internet, tienen efectos que se encuentran muy lejos del sector de la tecnología, en sentido estricto.

Evaluación

Necesitamos evaluar las innovaciones contemporáneas en un contexto más amplio. Aquí hay siete puntos sobre estos cambios.

En primer lugar, la penetración de las recientes innovaciones en la tecnología de las comunicaciones ha sido sorprendentemente rápida. A finales de 2015, había más de 7.000 millones de suscripciones de telefonía móvil, una tasa de penetración del 97%, a diferencia de una penetración de alrededor del 10% en el año 2000. La penetración de acceso a internet aumentó de 7% a 43% en el mismo período.

En términos de la economía, esto ha dado lugar al surgimiento del comercio electrónico, la transformación de las industrias cuyos productos se pueden convertir en "bits” (la música, el cine y noticias, por ejemplo) y el surgimiento de la "economía colaborativa”. En el ámbito social, ha alterado las interacciones humanas. Con respecto a la política, ha afectado las relaciones entre los gobernantes y los gobernados.

En segundo lugar, hay una "brecha digital” sustancial. En 2015, 81% de los hogares en el mundo desarrollado tenían acceso a internet, la proporción en todos los países en desarrollo fue de 34% y la proporción de los países menos desarrollados era un mero 7%.

La información es poder. Aún no está claro si la rápida propagación de acceso será más importante que las diferencias persistentes en su disponibilidad. Pero hay razones para el optimismo. La capacidad para avanzar en las redes financieras y de comunicación ya ha transformado algunos países en desarrollo.

En tercer lugar, la llegada del internet y los teléfonos móviles no ha logrado generar un repunte sostenido en el crecimiento de la productividad. Esto se muestra mejor en EEUU, la economía más productiva e innovadora del mundo durante más de un siglo.

La producción por hora trabajada en EEUU creció a una tasa del 3% anual en los 10 años previos a 1966. A partir de esa fecha, la tasa de crecimiento se redujo, cayendo a sólo 1,2% en los 10 años anteriores al inicio de la década de 1980. Tras el lanzamiento de la web en todo el mundo, la media móvil se elevó a 2,5% en los 10 años previos a 2005. Pero luego cayó a apenas 1% en la década previa a 2015.

Crecimiento de la productividad

La descomposición de las fuentes de crecimiento de la capacidad productiva subraya el punto. Durante los 10 años hasta 2015, incluyendo ese año, el crecimiento promedio de la "productividad total de los factores” en EEUU -una medida de la innovación- fue sólo el 0,3% anual.

No debería sorprendernos. Como Robert Gordon de la Universidad de Northwestern argumenta, el agua potable, el alcantarillado moderno, la electricidad, el teléfono, la radio, la industria del petróleo, el motor de combustión interna, el automóvil y el avión -todas las innovaciones de finales del siglo XIX y del comienzo del siglo XX- fueron mucho más transformadoras que las tecnologías de la información de los últimos 75 años.

Algunos contraargumentan que los estadísticos no están midiendo la producción correctamente, en parte, al no capturar servicios gratuitos, como la búsqueda, que generan gran plusvalía que no es medida.

Sin embargo, no está del todo claro por qué los estadísticos deberían haber perdido repentinamente su capacidad para medir el impacto de las nuevas tecnologías en los primeros años del siglo XXI. Una vez más, la mayoría de las nuevas tecnologías también han generado gran plusvalía no medida. Piense en el impacto de la luz eléctrica en nuestra habilidad para estudiar.

En cuarto lugar, las nuevas tecnologías han reforzado las tendencias hacia una mayor desigualdad, por lo menos en tres aspectos. Uno de ellos es el surgimiento de mercados donde "el ganador se lo lleva todo”; mercados en los que algunas personas, empresas y productos exitosos dominan la economía mundial. Otro es el aumento de la globalización. Un último es la explosión en las operaciones financieras y otras actividades financieras de captación de rentas.

Cambio del mercado laboral

Algunos sostienen que la llegada de los robots y la inteligencia artificial transformarán los mercados de trabajo, haciendo que incluso habilidades muy sofisticadas sean redundantes. Esto podría, de ser cierto, generar divisiones fundamentales entre los propietarios de los robots y el resto de la población como las que existen entre terratenientes y los campesinos sin tierra.

En sexto lugar, el aumento de las comunicaciones globales, de nuestra confianza en el ciberespacio, de las enormes corporaciones habilitadas con tecnología y de "grandes datos” plantean preguntas difíciles acerca de la privacidad, de la seguridad nacional, de la capacidad fiscal y, en términos más generales, de la relación entre los gobiernos, las corporaciones y los particulares. Por último, el auge de los medios interactivos pluralistas afecta a la política. El mayor acceso al conocimiento es una bendición potencial. Pero las nuevas tecnologías también pueden utilizarse para difundir mentiras, odio y la estupidez.

Las tecnologías son herramientas. Ofrecen oportunidades y riesgos. Lo que hacemos con ellas, como siempre, depende de nosotros.

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