Antes, para poder componer un tema musical, grabarlo y poder difundirlo, se requerían de muchos pasos que incluían a un estudio de grabación. Con la llegada de la informática masiva y el desarrollo de aplicaciones que recogían todo lo necesario para hacer música con el ordenador, las cosas cambiaron y mucho. Para poder acercarse con más facilidad a este mundo musical apto para todos, el periódico El Sol, le preparó una lista para que conozca a las mejores aplicaciones para hacer música con la computadora como todo un profesional, asesorados por Marcelo Mancilla, de la empresa tecnológica iTins, en Santa Cruz.
FL Studio. Este DAW de origen belga ya lleva 12 años en el rubro del sonido digital y ha sido la plataforma de lanzamiento de usuarios que hoy manejan Pro Tools. Posee un sistema de secuenciado de música basado en patrones o patterns, con lo que ayuda a que quien recién esté iniciándose en la música no tenga que entreverarse con ondas y espectrogramas. Se puede utilizarlo para componer, editar y secuenciar cualquier tipo de sample de sonido y hasta crear los suyos propios gracias a gran variedad de emulación de sintetizadores que posee con posibilidades de trabajar en ReWire.
Reason. La idea principal de este programa es de emular samplers de manera digital, sintetizadores de señal tanto substractivos como granulares, secuenciadores de patrones para baterías o melodías, mesas de mezcla y todo aquello que se puede encontrar yendo al estudio más cercano.
Hydrogen. Libre, gratuito y lleno de opciones para secuenciar en base a patrones, mover rotadores de sintetizadores y todo aquello que se necesita para completar el proceso creativo de una nueva canción. El mezclador o mixer es muy cómodo para mezclar ya que sus faders o deslizadores no están demasiado expuestos a movimientos involuntarios pero sí abundan en opciones para envíos y entradas, a la vez que administración de plugins y filtros.
Existen programas de tipo casero, semiprofesional y profesional, según la calidad y el estilo musical que se desee producir. El límite solo lo pone el usuario, pues la computadora le brinda un abanico de posibilidades.
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