22 abril 2013

Los internautas lidian con la lentitud y el costo

Es viernes y Adriana intenta descargar o “bajar” un tema de su grupo musical favorito: One Direction. Tras media hora de espera, la muchacha renuncia a su intención. En vano sus padres contrataron un plan de internet de 512 kilobit por segundo (Kbps) de velocidad, que debería descargar la canción en diez minutos. Tarde se dio cuenta de que Bolivia es uno de los países con el servicio más lento, además de caro, de la región y el planeta, sobre todo en las redes alámbricas o fijas.

Según los datos proporcionados a Informe La Razón por la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT), al menos 60% de los internautas bolivianos —calculados en 1,7 millones— “navega” a través de internet por cable o fibra óptica (alámbrico) y el restante 40% por una señal inalámbrica (USB, WiFi, WiMax, satélite, entre otros). Además, el Instituto Nacional de Estadística señala que casi 17 personas de cada 100 tienen contacto con el ciberespacio mediante este par de servicios.

El principal problema con el que lidian los usuarios de la red es el precio. El informe del año pasado del Observatorio Regional de Banda Ancha de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ubicó a Bolivia como la nación con la internet más cara de entre los nueve Estados que son parte de esta entidad, con una cotización de $us 63 mensuales, lo que equivale al 31% de los ingresos medios per cápita; luego se encuentran Paraguay y Colombia, mientras que la otra cara de la moneda son Chile y Paraguay.

La ATT admite que “el mayor inconveniente para mejorar el acceso a internet es, sin duda, los costos de conectividad internacional al servicio. Bolivia compra un ancho de banda (para transmisión de datos) significativo en Perú, Chile y Argentina, a precios de frontera que en 2011 se encontraban en $us 249,4 por megabit por segundo (Mgbps) al mes, y que en septiembre de 2012 mejoraron a $us 188,1, disminuyendo en 25% el costo, en contraste con ciudades que tienen acceso a la costa marítima (donde son más baratos)”.

Mediterraneidad. Un informe de precios publicado el año pasado por la empresa Google, señala que en territorio boliviano se paga 37,98% del salario mínimo nacional (entonces definido en Bs 1.000) por un Mgbps, lo que en Paraguay equivale a 3,21%, en Perú a 2,09% y en Uruguay, Chile, Brasil y Argentina no llega ni a 1%. No obstante, la cotización del servicio de internet es todavía más cara, de acuerdo con un estudio del Observatorio de la CEPAL que es manejado por la entidad reguladora boliviana.

La tarifa promedio de cada Mgbps vale $us 89,86 en Bolivia, que representa el 54,49% del Producto Interno Bruto (PIB) mensual por cada habitante, la más alta de entre 17 naciones evaluadas. Le siguen las de Venezuela, con $us 32,68 y 2,89%, respectivamente; Perú, con $us 23,36 y 5,19%; Colombia, con $us 21,49 y 4,14%; Paraguay, con $us 20,23 y 8,55%; Brasil, con $us 17,89 y 2%; Argentina, con $us 15,59 y 2,05%; mientras las más bajas en la región están en Chile, con $us 13,32 y 1,29%, y Uruguay, con $us 12,31 y 1,23%.

Y las diferencias son mayores con los países desarrollados. Por ejemplo, en España la relación es de $us 4,53 y 0,18%, y en Francia, de $us 2,07 y 0,06%. ¿Pero cuál es la causa para que los costos estén por las nubes? La ATT, proveedoras y Carlos Sanabria, experto en Tecnologías de la Información y la Comunicación, apuntan a que el problema se debe a que Bolivia no tiene salida a los océanos Atlántico y Pacífico, por lo que se debe pagar a Chile, Perú y Argentina montos muy elevados por la adquisición de la banda ancha.

“Obligatoriamente tenemos que comprar en las fronteras por entre $us 200 y $us 300 mensuales cada megabit por segundo”, comenta Sanabria. Es que la historia de la llegada de internet a suelo boliviano empieza en un punto internacional que se halla en la ciudad estadounidense de Miami, una de las conexiones troncales del orbe donde cada megabyte se cotiza en $us 3 y que provee aproximadamente 80% de la señal de internet que arriba a Bolivia, según fuentes entrevistadas y el portal www.masymejorinternet.org.bo.

El precio crece entre cinco y diez veces más cuando la fibra óptica terrestre y/o submarina se interconecta con los puntos situados en Argentina, Chile o Perú (que tienen acceso marítimo), desde donde los cables son trasladados hasta los límites con Bolivia; no obstante, las compañías que administran la banda ancha en esas naciones, fijan su costo. Así se explica el pago de entre $us 200 y $us 300 criticado por Sanabria. Y para llevar la conexión a departamentos y municipios del país, se requiere otra inversión adicional.

Por ejemplo, un reportaje publicado el 9 de abril por el periódico cruceño El Deber, informa que cada kilómetro del tendido de la red de fibra óptica o de antenas con microondas vale entre $us 1.000 y $us 15 mil. Aparte, las empresas proveedoras de internet deben cancelar a la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) hasta $us 600 anuales por kilómetro empleado, por el derecho de vía para fibra óptica. Eso sin contar los gastos para los permisos de las alcaldías, el alquiler de postes o el uso de frecuencias.

Cobertura. “Si el problema fuese nuestra posición geográfica y que el país no cuenta con un acceso directo para las líneas submarinas de conexión, Paraguay —que también es mediterráneo— no hubiese superado el 1 Mbps de promedio de velocidad, mientras que nosotros aún intentamos alcanzarlo”, difiere Gonzalo Carvajal, especialista en telecomunicaciones. Otra de las dificultades con las que tropiezan los internautas bolivianos es la lentitud del servicio local de internet, que es también admitida por la ATT.

Para el activista Carlos Murillo, fundador de “Más y Mejor Internet para Bolivia”, la ubicación del país en la región es estratégica porque está en el corazón de América, pero asegura que no se la aprovecha en el rubro de internet. “Existe un anillo de fibra óptica que nos rodea (de las naciones limítrofes) y nos hace dependientes de conexiones extranjeras que nos comercializan internet muy caro, y eso influye en lo que paga el cliente, más el plus que reciben las operadoras”.

Un cuadro del 12 de diciembre del año pasado, expuesto por la ATT, detalla que de 16 Estados latinoamericanos, Bolivia ocupa el segundo lugar por tener el servicio de internet más lento, con 0,57 Mgbps de “subida” de información y 1,33 Mgbts de “bajada”; le siguen Venezuela, con 0,46 y 1,52 Mgbps, respectivamente; Costa Rica, con 0,81 y 2,12; Guatemala, con 1,18 y 2,55; mientras que los dos países con mayor velocidad son Chile, con 2,32 de “subida” y 8,73 de “bajada”, y Uruguay, con una relación de 1,78 y 7,71.

Carvajal opina que en términos productivos, en el exterior se invierte dos o tres veces menos tiempo en crear un contacto, recibir información o cerrar un negocio por internet. Pero las compañías tienen otra visión. Nuevatel (Viva), Telecel (Tigo) y Entel —en un cuestionario respondido a Informe La Razón— coinciden que internet móvil en el país cuenta con tarifas accesibles, incluso reducidas en los últimos años, y una velocidad óptima; eso sí, aceptan que el servicio alámbrico es el que tiene más problemas.

¿Y cuál es la solución? La ATT plantea mejorar la conectividad internacional e introducir un punto de intercambio de tráfico entre las proveedoras en Bolivia. Esto permitiría un importante ahorro y mejoras en los tiempos de respuesta y mayor seguridad en la red. Carvajal agrega que “se debe enlazar a todas las firmas en una sola red nacional para que compartan sus redes, compren en conjunto la internet y negocien mejores costos en el extranjero. “Debemos acceder a la internet no sólo por un país, sino por muchos”.

El director de la ATT, Clifford Paravicini, informa que se proyecta el plan nacional de banda ancha Argentina Conectada, que prevé instalar infraestructura de fibra óptica a las localidades tarijeñas de Yacuiba y Villazón, para que se una con Pocitos y La Quiaca en el lado argentino, lo que rebajará los precios hasta en 70%; los resultados llegarán a finales de año. Y el vicepresidente Álvaro García Linera adelanta que el Gobierno busca tener su propia conexión directa a los nodos de internet en costas de los océanos Pacífico y Atlántico.

Paralelamente, entrevistados denuncian que otro problema es la falta de cobertura de internet en zonas alejadas de las ciudades capitales y el área rural. La ATT reconoce que la penetración del servicio en el campo es insuficiente, debido al extenso territorio. “El satélite Túpac Katari (que se pondrá en órbita en diciembre) mejorará la cobertura geográfica; internet llegará a lugares donde las tecnologías utilizadas hasta ahora no llegan”, anuncia Paravicini.

La autoridad comenta que la clave está en que las proveedoras no ven como buen negocio la expansión al área rural, porque inclusive el mantenimiento de la red alámbrica es muy caro. Por ello, el Estado decidió asumir la responsabilidad y desarrollar la red troncal de fibra óptica, que posibilitará conexiones por cable o fibra óptica y/o móviles en la plenitud del territorio nacional. Además, se creó el Programa Nacional de Tecnologías de Información Social, que recauda el 2% de las ganancias de las operadoras de internet para invertirlas en el acceso al servicio en los rincones más alejados del país: Paravicini calcula que el año pasado se recaudó $us 70 millones.

Y la expansión del servicio incluso tiene repercusión económica. Un análisis del Banco Mundial subraya que por cada diez puntos porcentuales de incremento en la penetración de banda ancha de internet, corresponde un alza de 1,3 puntos en el crecimiento económico de una nación.


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