06 diciembre 2016

Impacto social de la ciencia y tecnología

En el libro de Núñez, publicado el año 1994 con el título “Ciencia, Tecnología y Sociedad, Problemas Sociales de la Ciencia y la Tecnología”, se menciona que en el corazón de la civilización contemporánea se encuentra la moderna tecnología y esa tecnología es ciencia intensiva. El desarrollo tecnológico está alterándolo todo, desde lo económico y lo político hasta lo psicosocial, la vida íntima de las personas, los patrones de consumo, la reproducción humana, la extensión de la vida y sus límites con la muerte. La tecnología lo invade todo en el mundo contemporáneo. Tal omnipresencia es un resultado histórico tras el cual se revelan varios procesos sociales relevantes que explican el estatuto social actual de la ciencia y la tecnología. Esos procesos sociales son los siguientes: (1) La revolución científica de los siglos dieciséis y diecisiete que dio origen a la ciencia moderna y desencadenó procesos de institucionalización y profesionalización de la práctica científica, así como desarrollos conceptuales y metodológicos que tendrían notables efectos sobre la ciencia y su relación con la sociedad en los siglos siguientes. (2) Las revoluciones industriales y los profundos cambios tecnológicos que las acompañan. Cambios que conducen a una aproximación creciente con la ciencia hasta confundirse ambos en la segunda mitad del siglo veinte a través de la “Revolución científica y tecnológica”. El paradigma tecnológico que se desenvuelve en las tres últimas décadas ha sido especialmente intensivo en el consumo de conocimientos e impactante en términos de su alcance social.

Núñez, continúa su análisis con los puntos complementarios: (3) El ascenso del capitalismo y su dominio planetario, afirmado luego de la crisis del socialismo europeo. La consolidación de la ciencia moderna y del capitalismo son dos procesos históricamente paralelos e interconectados. La mundialización del capitalismo es un proceso asociado no sólo a las fuerzas productivas y las relaciones de producción que le proporcionan su fundamento, sino a las pautas de consumo que él promueve y a los modelos de desarrollo que preconiza, a los cuales atribuye una universalidad que sus apologetas consideran imposible de contestar. (4) El surgimiento, afirmación y crisis del sistema mundial del socialismo. Tanto por sus esfuerzos y éxitos en el campo de la ciencia y la tecnología, como por las respuestas que sus avances demandaron del capitalismo en el contexto de la guerra fría, la existencia del socialismo ha sido un hecho social fundamental para explicar el desarrollo científico y tecnológico de este siglo. (5) La fractura planetaria entre países desarrollados y países subdesarrollados. La riqueza mundial está sumamente concentrada en un grupo de países lo que les proporciona un enorme poder en las relaciones internacionales. Ese poder se apoya en el dominio de la ciencia y tecnología, aún más que la propia riqueza. Esa polarización tiene consecuencias enormes para cualquier país que intente desarrollar ciencia y tecnología. Furtado, en el libro publicado el año 1979 con el título “Creatividad y dependencia”, complementa la idea de Núñez, señalando que los procesos mencionados remiten a los acontecimientos europeos que transcurren fundamentalmente entre los siglos quince y diecinueve. En ese plazo se desenvuelven en Europa tres grandes procesos revolucionarios crecientemente interconectados: La revolución burguesa, la revolución científica y la revolución industrial.

En la tesis de maestría de Fernández, publicada el año 2000 con el título “La medición del impacto social de la ciencia y tecnología”, se indica que el impacto social de la ciencia y tecnología es el resultado de la aplicación del conocimiento científico y tecnológico en la resolución de cuestiones sociales, enmarcadas en la búsqueda de satisfacción de necesidades básicas, desarrollo social, desarrollo humano o mejor calidad de vida, según sea el caso. El uso de esta definición requiere el análisis en mayor detalle de dos asuntos relacionados. Por un lado, la utilización del concepto de cuestiones sociales y, por otro, el hecho de que esta definición excluye ciertos aspectos que bien podrían ser considerados también como impacto social. En el libro “Nuevas tecnologías, economía y sociedad en España”, publicado el año 1986, Castells señala que entre las muchísimas tecnologías desarrolladas durante el presente siglo, un reducido grupo han sido distinguidas con el calificativo de “nuevas tecnologías”, adquiriendo así una singular notoriedad tanto social como intelectual. Suelen considerarse como nuevas tecnologías las siguientes: Microelectrónica, informática, telecomunicaciones, automatización, láser, biotecnología, Energías renovables, y nuevos materiales. De cada una de estas tecnologías se esperan cambios profundos. Sin embargo, no todos tendrán idéntica intensidad, ritmo o trascendencia social. Solé, en el libro publicado el año 1987 con el titulo “Ensayos de teoría sociológica”, menciona que el crecimiento y el desarrollo de una sociedad postindustrial, avanzada o tecnológica, es resultado de un conjunto complejo de factores sociales y no sólo de la acumulación de capital. La innovación, la creatividad y el cambio dependen, mucho más directamente que antes, del nivel de conocimientos. Información, educación, investigación científica y técnica, formación profesional, capacidad de programar y regular el cambio en las relaciones sociales de una empresa, las formas de gestión y organización, entre otros, forman parte de los factores de producción.

La idea de cuestiones sociales es tomada en el sentido en que la utilizan Oszlak y O´Donnell, en el articulo publicado el año 1995 con el titulo “Estado y políticas estatales en América Latina: Hacia una estrategia de investigación”, es decir, necesidades y demandas de la sociedad “socialmente problematizadas”. El hecho de haber sido problematizadas implica que “ciertas clases, fracciones de clase, organizaciones, grupos o incluso individuos estratégicamente situados creen que puede y debe hacerse algo a su respecto y están en condiciones de promover su incorporación a la agenda de problemas socialmente vigentes.” De esta manera, la definición de impacto utilizada está relacionada íntimamente con las políticas, públicas y privadas. La identificación de la acción de la ciencia y tecnología en la resolución de los “problemas socialmente vigentes”, es decir, su participación en el abordaje de esta “agenda”, constituyen los ejes a partir de los cuales la conceptualización y medición del impacto social de la ciencia y tecnología se constituye en una herramienta útil a las políticas, y no solamente en un ejercicio intelectual.

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