15 junio 2016

Tega, el robot que te ayuda a aprender



El Grupo de Robots Personales del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, desarrolló un robot de asistencia social para niños que puede ofrecer una enseñanza personalizada tanto dentro como fuera del aula.

Se trata de Tega, un compañero de juegos y estudio peludo y de colores brillantes que, a diferencia de modelos de asistencia educativa anteriores, es capaz de interpretar la respuesta emocional del niño con el que trabaja y crear en función de ello una estrategia de motivación personalizada a largo plazo.

Así, durante la fase de prueba en un aula de preescolar, los investigadores demostraron que el sistema aprendió y fue mejorando en respuesta a las características únicas de los estudiantes con los que trabajó. De esta forma aumentó además la actitud positiva de los pequeños hacia el robot, frente a aquellos modelos no personalizados.

Tega es el último de una línea de robots basados en teléfonos inteligentes, un ambicioso proyecto a cinco años del MIT, desarrollado con el apoyo económico de la Fundación Nacional de Ciencia. Al igual que sus predecesores, utiliza un dispositivo Android para procesar el movimiento, la percepción y el pensamiento, y poder responder así de forma adecuada al comportamiento de los niños.

La novedad es que incorpora un segundo teléfono con un software personalizado desarrollado por Affectiva –filial del MIT dedicada a la creación de tecnología puntera- para interpretar el contenido emocional de las expresiones faciales, un método conocido como computación afectiva.

Los investigadores pusieron a prueba el sistema con 38 alumnos de tres a cinco años en una escuela del área de Boston (EEUU) el año pasado. Cada estudiante trabajó individualmente con Tega 15 minutos por sesión durante ocho semanas. En ese tiempo aprendieron vocabulario español a través de un juego de aprendizaje a medida en una tableta.

El robot no actuó como maestro, sino como un compañero más, animándoles, dando consejos e incluso compartiendo con ellos momentos de risas y aburrimiento. Eso le sirvió para recopilar su respuesta emocional, asimilando como mostrar entusiasmo o aburrimiento. Sin embargo fue más allá, realizando además un seguimiento del impacto de esas señales en cada pequeño.


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