24 febrero 2015

Brazo biónico permite moverse a un hombre por primera vez


Martynas Girulis no puede dejar de moverse. Parte papas en su plato, se sirve un vaso de agua, que bebe con una bombilla y ajusta el espaldar de su silla. Esto es nuevo para él. Este joven lituano de 21 años nació con una enfermedad neuromuscular que lo dejó incapaz para usar sus brazos. Pero el año pasado consiguió un brazo biónico, que controla con su cerebro, después de someterse a una cirugía que es la primera de su tipo.

Antes de la cirugía, ambos brazos estaban inertes desde el codo. Ahora puede colocar un vaso sobre la mesa y recoger una caja de chocolates. "Es el primer paciente con un defecto de nacimiento que se somete a la reconstrucción biónica", dice Oskar Aszmann, que realizó la operación en Viena en noviembre y es un experto mundial en cirugía reconstructiva. "Esto nunca se ha hecho antes", dice el cirujano de la Universidad de Medicina de Viena.

Camino recorrido
Los brazos y manos biónicos no son nuevos. Aszmann mismo llevó a cabo la primera operación de mano biónica en 2010. Pero a diferencia de los usuarios anteriores, que eran amputados, Girulis tenía una extremidad inútil desde su nacimiento.

Su caso significa un paso más para los trasplantes biónicos, ya que nunca había utilizado la extremidad y tuvo que entrenar su cerebro para manejarlo. "En el pasado reciente vimos muchas mejoras que permitieron aumentar la capacidad de controlar las prótesis de mano y para obtener retroalimentación sensorial", afirma Silvestro Micera, un neuroingeniero en Suiza Ecole Polytechnique Federale de Lausanne que desarrolló la extremidad.

Girulis nació con artrogriposis, una enfermedad neuromuscular que impide girar y flexionar los músculos en sus brazos y, en menor medida, en las piernas. Aprendió a caminar a la edad de seis años después de someterse a seis cirugías mayores en Lituania y Suecia, y siempre ha necesitado a alguien que le ayude durante todo el día.
Poco después de la cirugía, bajó corriendo las escaleras de su casa mientras gritaba: “Encontré una mano”

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