18 julio 2014

El zumbido de los drones se escuchará pronto cerca de nuestras casas



¿Se verán las ciudades y los campos invadidos por un incesante zumbido artificial? Para hacer entregas a domicilio, vigilar los campos o filmar hazañas en esquí, los drones civiles invadirán en breve nuestra cotidianidad.

En mayo próximo se inaugurará un nuevo capítulo que acerca la ciencia ficción y la realidad: el primer drone automático para el gran público, sin mando a distancia, se pondrá a la venta por 899 dólares.

Como un perro bien entrenado, el Hexo+ y sus seis hélices avanzan al paso de su patrón (en realidad, al paso del smartphone de su patrón) gracias a una pequeña antena de radio conectada al teléfono. Desarrollado por el nuevo emprendimiento francés Squadrone System, esta tecnología está dirigida a los entusiastas de los deportes extremos, a fin de que puedan filmarse desde lo alto mientras esquían o surfean una ola. Una aplicación del iPhone permite programar movimientos de cámara dignos de la industria del cine.

¿Pero qué pasaría si esta tecnología, que despierta el interés de los principales fabricantes de aviones no tripulados, comenzara a utilizarse, por ejemplo, para vigilar niños pequeños en un parque público?

El cofundador de Squadrone y excampeón mundial de snowboard Xavier Delerue quiere creer que este siniestro desvío no podría ocurrir: "Hay regulaciones para protegerse del uso abusivo", dijo a la AFP este emprendedor, cuya pequeña compañía ha obtenido un millón de dólares en el sitio de recaudación de fondos Kickstarter.

Entregas a domicilio

Tanto en América del Norte como en Europa, los legisladores han tomado nota del aceleramiento de las innovaciones y buscan prepararse para la colonización de los cielos por parte de estos pequeños robots a hélice.

A diferencia de los drones militares, los aparatos civiles tienen una autonomía muy limitada (entre 8 y 20 minutos) y apenas pueden, por ahora, transportar una pequeña cámara. Pero, aunque no puedan llevar mucha carga, la carrera por la quimera del oro ya ha empezado.

A fines del año pasado, el gigante en línea Amazon informó que pronto usará drones pequeños para hacer entregas a domicilio. Luego la cadena rusa de restaurantes de comida rápida Ilya Farafonov inauguró, a fines de julio, su drone para distribuir pizzas. La compañía espera ampliar esta experiencia a las 18 ciudades donde tiene sucursales.

Para muchos "dronólogos", recurrir a flotas de pequeñas aeronaves para entregar hamburguesas es absurdo. "¿Por qué haríamos eso?", se preguntó Andreas Raptopoulos, director ejecutivo de Matternet, una "start-up" que explora el uso humanitario de los drones en naciones subdesarrolladas.

"¿Por qué no usamos esta misma tecnología para salvar la vida de alguien?", comentó al diario británico The Guardian.

Este emprendedor griego creó una empresa para establecer redes de drones que envíen comida y medicamentos a zonas de conflicto o zonas afectadas por desastres naturales.

Matternet ya ha realizado vuelos de prueba en Haití y, en septiembre, debería comenzar a transportar muestras sanguíneas para la ONG Médicos Sin Fronteras.

En tanto, la ONU utiliza drones desde diciembre pasado en el este de la República Democrática del Congo, para vigilar la actividad de los rebeldes a lo largo de las fronteras con Uganda y Ruanda.

Si bien las organizaciones no gubernamentales están aún lejos de ser capaces de desplegar estos aparatos en zonas sensibles, la prensa ya les ha dado uso. Una escuela de periodismo en Canadá está formando las primeras generaciones de "dronoreporteros", con sus cursos especializados de rodaje de reportajes asistidos con drones.
AFP



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