La llegada de la electricidad a las provincias del altiplano también significó el advenimiento de la televisión satelital, pero ilegal. Basta con tener una antena parabólica y un receptor para bajar la señal de canales nacionales e internacionales.
Página Siete estuvo en al menos tres provincias, dos de La Paz y una de Oruro, donde comprobó que los usuarios están aumentando debido a la oferta de estos productos en la ciudad.
Antenas circulares blancas o plateadas de todo tamaño apuntan al espacio en Patacamaya, provincia Aroma de La Paz. Este mismo paisaje se repite en Caranavi y en Santiago de Huari (provincia Sebastián Pagador) de Oruro.
Para Macario F., poblador de Patacamaya, la llegada de la televisión digital a su casa le “cambió la vida” porque “ahora estoy informado, veo las noticias del exterior; realmente lindo la tele”. El equipo que compró en una tienda cercana a la terminal de buses de El Alto le costó 1.000 bolivianos y por la instalación pagó 50 bolivianos.
El incremento de los usuarios también generó fuentes de empleo. Es el caso de Ruddy T., técnico aficionado que vive en Huari. Antes de la llegada de esta novedad tecnológica, ayudaba a cambiar llantas de vehículos en una llantería. Ahora debe viajar a las comunidades para instalar o arreglar antenas.
El negocio es rentable. Es muy requerido y cobra “tarifas económicas” a los clientes. “La instalación sale barato, depende del tamaño y los trabajos que hay que realizar, digamos 80 bolivianitos (') a veces no hay señal o el viento hace mover los platos y la gente como no conoce no puede arreglar fácilmente, (arreglar) eso digamos 50 bolivianos”.
Armado de una moto, su celular y un bolso de herramientas, Ruddy sale apresuradamente en ayuda de los televidentes que ya se “acostumbraron” a la tele. “Nos ha enviciado la tele”, admite Roxana, una usuaria de la televisión digital en Caranavi. A ella le gustan las telenovelas brasileñas; a su hijo de seis años, Discovery Kids y a su esposo, las películas que pasan en I-sat. Advertida de que no es legal bajar la señal de las estaciones privadas, dijo: “No sabía, nosotros hemos comprado de La Paz y nos dijeron que era legal”.
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